martes, 3 de septiembre de 2019

La mayoría de las estrellas tardan millones de años en morir. Cuando una estrella como el Sol ha consumido todo su combustible de hidrógeno, se expande convirtiéndose en una gigante roja. Puede tener millones de kilómetros de diámetro, siendo lo suficientemente grande como para engullir los planetas Mercurio y Venus.




Tras desprenderse de sus capas exteriores, la estrella se comprime y forma una enana blanca muy densa. Una cucharada de té de materia proveniente de una enana blanca pesaría hasta 100 toneladas. A lo largo de billones de años, la enana blanca se enfría y se vuelve invisible.
Las estrellas más pesadas que ocho veces la masa del Sol terminan sus vidas muy repentinamente. Cuando se les acaba el combustible, se dilatan hasta convertirse en supergigantes rojas. Tratan de mantenerse vivas consumiendo diferentes combustibles, pero esto funciona sólo durante unos cuantos millones de años. Tras ello, producen una enorme explosión de supernova.
Durante aproximadamente una semana, el brillo de la supernova sobrepasa el de todas las demás estrellas de su galaxia. Luego se desvanece rápidamente. Todo lo que queda es un objeto minúsculo y denso (una estrella de neutrones o agujero negro), rodeado por una creciente nube de gas muy caliente.
Los elementos creados dentro de la supergigante (como oxígeno, carbono y hierro) se dispersan por el espacio. Este polvo espacial termina dando origen a otras estrellas y planetas.

Estrellas que estallan

Casiopea A


Cada cierto tiempo nuestra galaxia de la Vía Láctea se ilumina con un enorme estallido. Ese acontecimiento violento, conocido como supernova, indica la muerte de una estrella supergigante, muchas veces más grande que el Sol. Una de las últimas supernovas de la Vía Láctea se produjo hace unos 340 años en la constelación de Casiopea, por lo que se la conoce como Casiopea A (Cas A).
Cas A se encuentra a diez mil años luz de la Tierra. Observatorios como el telescopio espacial Hubble de la NASA-ESA han realizado estudios detallados de la nube residual de gas y polvo resplandecientes.
Casiopea A

Las imágenes muestran un anillo de material desmenuzado que se aleja rápidamente del lugar de la explosión. Parte del material se desplaza a unos 50 millones de km por hora (velocidad suficiente para ir de la Tierra a la Luna en 30 segundos).
Los gigantescos remolinos de desechos resplandecen por el calor producido por la onda de choque de la supernova al pasar junto a ellos.
Hay varios tipos de explosiones de supernovas. Cas A estalló cuando una estrella pequeña, de las denominadas enanas blancas, atrajo gran cantidad de material de una estrella cercana. Al acumularse el gas, la enana blanca se volvió tan caliente y activa que estalló. Otras supernovas se producen cuando a las grandes estrellas se les agota el combustible nuclear de su centro. Al ser incapaz de generar más energía, el núcleo colapsa y destruye la estrella.
Las supernovas son importantes porque esparcen material estelar en toda la galaxia. Casi todo lo que hay en la Tierra (incluidos nosotros) está formado por elementos (como el carbono y el hierro) procedentes de ese polvo de estrellas.